Una banda histórica, mucho tiempo de ausencia y enormes expectativas. Todos estos ingredientes se mezclaron anoche para dar como resultado final un recital épico: The Cure transformó el Estadio River Plate en una máquina del tiempo que viajó a través del sonido y sin escalas hasta la década del 80.
Si hay algo que quedó demostrado anoche es que no se necesitan enormes despliegues esceno-técnicos para montar un show inolvidable. Robert Smith, Simon Gallup, Reeves Gabrels, Jason Cooper y Roger O’Donnell dieron una clase magistral de cómo la sencillez y la sutileza pueden (y deben) prevalecer en el ámbito artístico. Sobrias imágenes estáticas, videos o réplicas de lo que sucedía en el escenario acompañaron cada tema desde la pantalla ubicada detrás de la banda con una delicadeza que reforzó el concepto de que la única protagonista de la noche era la música y, todo lo demás, meros soldaditos de plomos puestos a su servicio.
En esa pantalla, destellos blancos sobre un fondo negro al compás de algunos efectos sonoros grabados dieron inicio al show a las 21.25hs. Y ahí aparecieron ellos, tras 26 años, para reconquistar al público argentino. “Plainsong” y “Pictures Of You” fueron un adelanto de lo que sería el recital: aires intimistas en el inmenso Monumental que, por breves lapsos, se convertía en una pista de baile. “In Between Days” y “Just Like Heaven” fueron las primeras canciones que hicieron mover al público. Luego volvería la tranquilidad de la mano de la guitarra acústica de Robert Smith en “From The Edge Of The Deep Green Sea”. Concentrado en su música, el frontman y único miembro estable de la banda desde sus comienzos no recurrió a la clásica demagogia y sólo se comunicó con su público con poco más que algunos “thank you”.
Promediando el recital, el estadio se vino abajo cuando The Cure interpretó su clásico “Friday I’m In Love”. Minutos después, reaparecieron los mismos destellos de brillo que habían asomado en la pantalla al principio del show, pero esta vez con los colores invertidos: con “Disintegration”, había llegado el primer final. Teniendo en cuenta los setlists que la banda de Smith venía haciendo en los últimos puntos de su gira latinoamericana, todos sabían que quedaba mucho más por ver. Y así fue. La primera triada de bises alcanzó su máximo esplendor con las imágenes caleidoscópicas y el sonido hindú de “If Only Tonight We Could Sleep”. Después de “Fight” vino un nuevo corte, aunque esta vez Smith aclaró: “Volvemos en un segundo”.
El final fue una fiesta: en los últimos diez temas se concentraron éxitos como “The Lovecats”, “Close To Me” y “Boys Don’t Cry”, que no dejaron a nadie sin bailar y seguramente le aumentaron alguna décima a la fría sensación térmica de la noche. “Killing An Arab” marcó el cierre a puro rock de este gran recital de más de tres horas, que terminó con Robert Smith sembrando la semilla de la esperanza entre los fanáticos de The Cure: “Nos veremos nuevamente”.
Setlist
Plainsong / Pictures of You / Lullaby / High / The End of the World / Lovesong / Push / In Between Days / Just Like Heaven / From the Edge of the Deep Green Sea / Sleep When I’m Dead / Play for Today / A Forest / Primary / Bananafishbones / Charlotte Sometimes / The Walk / Mint Car / Friday I’m in Love / Doing the Unstuck / Trust / Want / Fascination Street / The Hungry Ghost / Wrong Number / One Hundred Years / Disintegration / The Kiss / If Only Tonight We Could Sleep / Fight / Dressing Up / The Lovecats / The Caterpillar / Close to Me / Hot Hot Hot!!! / Let’s Go to Bed / Why Can’t I Be You? / Boys Don’t Cry / 10:15 Saturday Night / Killing an Arab
Texto: Florencia Nijensohn
Fotos: José Luis García
